Daniel Otoya – desobediencia asi­ como apego. Habia la mujer desnuda. Lineas vacias, transparentes, dibujaban las ideas.

Daniel Otoya – desobediencia asi­ como apego. Habia la mujer desnuda. Lineas vacias, transparentes, dibujaban las ideas.

lunes, 11 sobre agosto sobre chatstep en lГ­nea 2014

jueves, 13 de diciembre de 2012

Wilde y no ha transpirado la finja normalidad

lunes, 25 de junio sobre 2012

miercoles, 25 sobre enero sobre 2012

jueves, 8 sobre diciembre sobre 2011

miercoles, quince sobre junio sobre 2011

Estaba en llamas.

El panorama desde sus ojos era un agujero concavo repleto de verdes, grises y ocre de ladrillos. Imaginaba las orejas, la gradacion tonal del gloria dentro de dos negras palomas. Vio algunas personas conversando. habria caminado si los ojos nunca la hubieran afectado con su sueno, le habria pedido perdon al pasto por no interesarse, y hubiera ido; pero su espalda, apoyada al tronco sobre un arbol, no queria perder su opresion, ni animarse, ni meditar. Desplazandolo hacia el pelo sin embargo, la atractivo sobre la sombra del arbol bajaba de la rosado sobre recuerdos de otro dia de asfalto sobre sombras difusas que le hacian rememorar una cosa funesto en apreciar el lastre de tantas nubes, pero daba igual. Lineas blancas, palabras, voces, discursos que se repetian. Dificilmente una mancha purpura, una insolita gota de color purpura estrellandose en los ojos abiertos; sonar era preferiblemente, era esa gota coloreando la idioma sobre un chucho devorador de moras. Sonar era quedar desnuda, cambiar asi­ como pensar No obstante nunca demasiado en un nunca muy Naturalmente deseo, queriendo que aparezca en realidad algo puro, alguna cosa particular; bello e innecesario, sin embargo natural.

Mi triste Apolo, nunca muerdas la madera, Dafne Ahora nunca siente. No claves tus ojos en aquellos circulos que se suspenden; vuelvete del bando sobre su madera o derribala con susurros, mi triste Apolo. Nunca cedas al clamor de voces como las mias, mi confuso persecutor; Dafne quiere oirte, la novia entrecierra los ojos en la savia, clava en su corazon la fama de tu dolor desplazandolo hacia el pelo regocijo en el extasis de las dedos secretos. Aunque nunca te lo dira la novia, Dafne se ha perdido dentro de las hojas. Oye mi voz que es la de la novia y no ha transpirado no seri­a, que escurre mi inspeccion por su espalda, crispada sobre anhelo solar, que ve nuestros cuerpos lejanos en la decorado desplazandolo hacia el pelo que aconseja, Apolo, nunca oigas otras voces. Ansio seguir oyendo tus insipidos jadeos asi­ como mis dulces secretos alrededor sobre nuestros cuerpos, sintiendo languida que asi estas bien.

. Mirando por la ventanilla del auto, rumbo a la residencia vacia. Habia un arbol. Solamente duro unos segundos. Desaparecio. Desaparecio como todo, exceptuando la luna, unida a esos ojos, interesada en mirarse, confundida. el auto doblaba una esquina. La luna aparecia quieta detras sobre el. Las pies le temblaban cada que veia el rostro sobre hombre que habia adquirido aquel vi?stago que En la actualidad lo arrastraba al volante. Volvio el arbol, acompanado esta ocasion de un mentira de luz ocre. La decorado habia perdido genial pieza sobre la encanto que contenia. Segundos luego eran unos ninos desnudos. Dormia. Padre. Pater. la residencia, recuerdas, nunca tiene la imagen que antiguamente habia tenido. Las claroscuros del fecha que comenzaba aligeraban la impresion del recuerdo de la noche en que la abandono. El crio corrio hacia el segundo inmueble y le saludo desde la ventanilla del coche, papa, papa. Desperto. La luna se movia. El entorno iluminante sobre la pintura resaltaba su falta en la expresion del hombre. Maria se reprocho. Urdir tan frecuentemente; a cualquier estimulo. sin embargo esos ojos revelaban la luna en su resplandor: quizas solo un recuerdo. Paso al sub siguiente cuadro, uno que era suyo. Le fastidio estar relacionando cada fama, cada escena, con el desarraigo, la fugacidad del lapso desplazandolo hacia el pelo la terquedad de la Luna de esa misma noche, la que, a pesar de apresurar an extremo, nunca pudo dejar detras. Alguien le pregunto debido a que intentaba expresar en este cuadro. Fingio una respuesta positiva. Le daba pena confesarle a ese raro que alla ella presentia, sin embargo nunca presentaba las brazos de Mama Eva. El hombre se fue. Mirando por la ventanilla del automovil. La frase estaba escrita en el pliego. Maria lo dudo primeramente sobre arrugarlo. Arrugo la servilleta y la dejo contiguo a la indice. Hubiera querido aplicarle la pincelada violaceo. Seguidamente que salio del brazo de Andre y no ha transpirado se interno en los nuevos colores que le llovian desde la noche, dejando desprovisto anhelo ni rencor el atmosfera sobre la exposicion, hubiera querido algo de apego expuesto, No obstante sabia que Andy por aquellos tiempos nunca podia mas que fingir mal.

error code: 521